Entre logística comercial y logística humanitaria existen algunas similitudes como es la distribución de bienes a través de la prestación de servicios. Sin embargo, muestran claras diferencias que se advierten en el tipo de público o cliente, la visión de los costes, el entorno de desarrollo de la actividad o proceso de trabajo o las características de los puntos de distribución.

Ahora bien, ¿cómo actúa cada una de ellas y en qué medida pueden contrarrestar, por ejemplo, los efectos de situaciones inesperadas o catástrofes? Ante este tipo de acontecimientos extraordinarios, es la logística humanitaria quien toma un papel protagonista para solventar los posibles desequilibrios que estas catástrofes generan en las autoridades, precisamente, por la falta de conocimientos logísticos.

La logística humanitaria se define como un proceso de planificación, implementación y control del flujo de información y bienes desde los donantes (sean individuos u organizaciones) hasta los afectados por una catástrofe (humana o natural) con el fin de atender sus necesidades más urgentes. En esta situación, es vital la aplicación de conocimientos y habilidades para atender rápida y efectivamente a la población afectada. Así, esta situación supondría un difícil reto para una empresa del sector logístico, como Asthon Cargo, ya que le obliga a responder casi inmediatamente ante un hecho no predecible, que además exige alta flexibilidad y alta capacidad de movilización.

Es por eso que la logística humanitaria, según José Holguín-Veras, profesor del departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de Rennselaer Polytechnic Institute (RPI), se ha definido como “un proceso socio-técnico, en el cual para incrementar la resistencia del sistema, uno tiene que contar con redes sociales y un grupo de apoyo resistentes (…) Al diseñar este proceso se debe realizar no sólo desde el punto de vista técnico como en la logística comercial, sino desde lo social”.

En este punto es donde se ve una de las principales diferencias entre logística humanitaria (tipo A) y la logística comercial (tipo B) en cuanto a sus objetivos, principalmente porque la primera busca minimizar los costes logísticos (B) y en la segunda se trata de minimizar los costes sociales (A).

Por supuesto, otros muchos aspectos distan a una y otra modalidad logística, por ejemplo: la carga, pues en la logística humanitaria mucha de la carga no sirve (ropa usada, productos vendidos, medicamentos caducados); la toma de decisiones que en el tipo B corre a cargo de un grupo reducido y en el tipo A intervienen miles de personas sin coordinación; y la demanda, casi imposible de determinar en el caso humanitario y muy bien definida en el comercial; entre otras diferencias.

A grandes rasgos, pues, la logística comercial y la humanitaria evidencian un importante rasgo diferenciador: las condiciones operativas y la capacidad de previsión. En la primera, se define con gran precisión los parámetros de actuación establecidos en la previa planificación; sin embargo, en logística humanitaria la previsión es, prácticamente, una utopía y la rentabilidad no es la premisa prioritaria.